miércoles, 28 de febrero de 2018

retrato que crea... se autorretrata...


See no Evil, Hear no Evil, Speak no Evil

La obra es una apropiación de la antigua leyenda japonesa –también existente en China- de los tres monos sabios. La escultura más conocida de las figuras originales es la que realizó Hidari Jingorō en el santuario de Toshogu. Muestra a los monos enviados para espiar el mal que cometían los seres humanos y revelarlo únicamente a los dioses. La reina María Pía hizo abrir la ventana de este cuarto para ver o “espiar” al Rey cuando fumaba en la habitación contigua.

La fuente de la imagen de este retrato que crea la ilusión de tridimensional es el rostro de Sonia Falcone escaneado con los párpados y los labios cerrados, de modo que una vez más transforma formas, materias y saberes de la cultura popular insertándolos en el arte contemporáneo. Viviendo en Asia descubrió la idea de permanecer inmóvil ante las fluctuaciones vitales.

La artista encarna a los monos: el que no ve el mal, el que no lo oye, y el que no lo dice, gracias al lenguaje visual de las cremalleras. El modo en que se autorretrata asumiendo esta actitud, vinculada en oriente a la aceptación del estado del mundo tal como es, está cargado de la ambigüedad que permite las interpretaciones abiertas. Por eso la obra muestra dos perspectivas del mismo rostro.
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